María Elena Sosa creció en un hogar lleno de violencia y desprecios.
“Mi papá era alcohólico, nos golpeaba, nos sacaba a media noche, nos ponía la pistola en la cabeza…”, comenta María Elena.
Al pasar de los años, ella decidió irse de su casa. Pero, al no encontrar un lugar donde vivir, terminó trabajando en un bar que la llevaría a la prostitución.
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